lunes, 29 de marzo de 2010

Locuras

Ella danza y es sólo una figura etérea y lánguida que se desliza cadenciosamente por la pista y nada se puede hacer más que observarla. Sus ojos semi-cerrados, su respiración acelerando el movimiento voluptuoso de sus pechos y ella danzando en la semi-oscuridad del salón y las manos de él se apoyan en su cintura y la siente vibrar... siente su calor y la vida misma bajo su piel morena y de pronto son sus ojos devorándolo en un jadeante silencio de deseo y entonces él la atrae contra su pecho justamente cuando el ritmo se vuelve cadencia, deseo y locura y como en un sueño la aprieta contra su piel allí mismo, en el centro del salón y ella cierra sus ojos y se abandona a ese beso que se abre camino jadeando entre sus labios entreabiertos... y bueno... allí están ahora mirándose a la distancia, ella tan incógnita y él... ¡qué se yo! pero no sé ... ¿qué hacer? quizás sólo pensarla y volver sus ojos metafísicos a ese salón donde a cada giro de su joven cuerpo su larga cabellera de ébano golpea su rostro y ella... sonríe y vuelve a girar... y entonces en una fracción de ese dulce momento él le dijo lo que sentía ... que era la respuesta de Dios a las angustias de soledad de un hombre en el infierno... y entonces... no sé lo que pasó por su corazón o mente ... pero algo sucedió. Ahora es tarde, el corazón de él está angustiado y ella... no sé lo que pasa en el corazón de ella.

Insomnio

Es tarde... para ser exactos el reloj marca las 1:14 a.m. de este 29 de marzo de un nuevo año que ni siquiera es bisiesto... que lata... estoy aburrido y más encima la temperatura es asquerosa... y como nunca me ha gustado el aire acondicionado me echo sobre la cama casi desnudo y sin dormir ya que la oscilación mareante del ventilador me mantiene sin poder pegar las pestañas... como siempre me pongo a pensar en tonteras... como el origen del universo... como si tuviese algún sentido... elucubro un poco sobre el famoso big-bag y a pesar de las evidencias sobre su posible existencia me parece tan absurdo que se lo considere como el origen del universo... porque ¿de donde salió esa materia súper concentrada? y aunque se considere que nuestro universo tan particular tuvo su origen en esa cataclísmica singularidad siguen aleteando como gallinas cluecas las mismas preguntas... si antes no había nada... entonces ¿que sentido tenía el tiempo y el espacio? ¿Acaso el espacio y el tiempo no forman parte de lo que llamamos universo?... en un cuento de Lewis Carrol se dice que lo que percibimos como realidad no es más que un sueño (yo creo que en todo caso sería una pesadilla) de un ser fantástico y en la filosofía de Arthur Schopenhauer todo lo que percibimos en realidad lo percibo sólo yo y todo el universo es sólo mi universo y me imagino y pienso que otros ven lo mismo pero en realidad puede que ni siquiera existan otros... y es sólo mi mente afiebrada la que se imagina una realidad que para otros no existe. En esa extraordinaria película “Matrix”, me refiero a la primera porque las que siguieron son como casi todas las continuaciones... malas, se puede percibir con toda claridad lo que significa ser prisioneros de la verdad... realmente nos creemos libres y nos consideramos testigos de la realidad... de lo que sucede a nuestro alrededor y llegamos a dar fe de todo evento que visualizamos, que constatamos con nuestros sentidos y creemos que esa es la verdad... basura .... la verdad es que somos un pequeño ser de aproximadamente dos kilos encerrado en una prisión de huesos, llamado cráneo y que no tiene la más mínima posibilidad de ser testigo de nada directamente... sino que sólo es capaz de interpretar información de segunda mano que le comunican de manera precaria, inexacta y lastimosamente limitada nuestros escasos sentidos a través de señales eléctricas... ni siquiera somos capaces de captar el espectro completo de la luz... ni que decir de las partículas elementales, radiación cósmica... sentimos la gravedad, pero no tenemos ni idea de su naturaleza... simplemente no somos capaces de captar la realidad... bueno, en fin... nos queda la filosofía, descansar en la religión o creer que la ciencia alguna vez podrá digitalizar o transformar en ecuaciones integro diferenciales lo que nunca podremos entender. Pero en todo caso “nunca” es algo que podría haber existido antes de la creación... y ya no sé si estoy despierto o me estoy adormeciendo... en fin, espero poder dormir esta noche.

domingo, 28 de marzo de 2010

Lo que hacen otros



La probabilidad es el concepto matemático preciso que mide el riesgo, el acaso... o para ponerlo de un modo más poético, pero menos preciso... la cantidad exacta de suerte que tendremos respecto a la ocurrencia de un cierto evento en la vida, pero hay cosas, situaciones humanas para las cuales no es posible calcular exactamente la probabilidad de que ellas ocurran pues no hay matemática para ello y entonces recurrimos a la estadística... a ese concepto un poco más humano de contar los casos favorables y desfavorables que sucedieron en un cierto universo de situaciones similares... y aparece el concepto de frecuencia relativa y se inventan funciones de distribución para intentar modelar el albur, luchando por controlar a la suerte, a la felicidad o a la desventura y entonces el ingenio humano descubre grandes teorema, como “La Ley de los Grandes Números” e inventa notables modelos, como la curva normal de Gauss para domesticar lo impredecible, para horadar un poquito en las tinieblas y aquietar ese miedo a perderlo todo y es así como vamos aplicando sin darnos cuenta, días tras días esos elementos básicos de estadística y vamos por la vida, conciente o quizás inconscientemente contando casos favorables y casos desfavorables para luego decidir cuan probable es la ocurrencia de un evento y así vamos, sin darnos cuenta contando y enseguida juzgando, decidiendo, aceptando y rechazando, queriendo y despreciando, odiando y adorando y así se nos va la vida mirando hacia afuera, observando a los otros, contando y decidiendo... hasta que se nos acaban los minutos y es probable que en el último minuto, cuando todos los recuerdos se agolpen y repasemos como en un vértigo de trueno la existencia que escogimos nos demos cuenta, quizás iluminados por esa cegadora luz de túnel que esa vida fue vacía e inútil y que la única estadística que siempre tuvo sentido fue simplemente contar los latidos del corazón.


Carlos Alberto