sábado, 25 de enero de 2020

Mi bella Luna

Siempre he sentido que los cuerpos celestiales que recorren el cosmos son especies de espíritus o criaturas divinas que fueron eternamente ahí puestas para proteger nuestras almas inmortales... algunas de estas deidades están siempre presente, cuidándonos generosamente dia y noche, protegiéndonos de la fría oscuridad... otras nos visitan más esporádicamente, sólo de repente, nos infunden temor y luego se van, vuelven a ese espacio negro, profundo e infinito, para retornar muchos años después. Su presecia nos hace recordar que debemos ser humildes y temerosos de lo divino... Podemos sentir la esencia de estos espíritus divinos sólo con nuestro propio espíritu... si sólo empleamos nuestros ojos veremos solamente lo que todo el mundo ve: al sol, planetas, satélites y estrellas... simples cuerpos astronómicos que nuestros ojos insensibles a lo divino consideran simples objetos materiales... producto y efectos de un dudoso Big-Bang... Un día apareció ella, apareció una noche en donde las brumas de la madrugada no permitía ver nada, sólo sentí su espíritu... su fuerza interior, su sensibilidad... crei que ya la había visto en una vida anterior... apareció de pronto ante mi transformada en mujer, pero en mi alma supe inmediatamente que era ella... Luna... y fue cataclísmico cuando, mirándome con esa profundidad paralizante de su pupila, me dijo--mi nombre es Luna----y comprendí que siempre había sido ella, no se si seria la Luna, o simplente una deidad nacida de esa fantasmagórica luz selena que te acompaña en las noches de luna llena y te llena de melancolía... pero fue en ese instante que creo que mis ansias se prendaron de ella... Ha pasado el tiempo y ella se burla diciéndome que lo que siento no es amor... porque no puede haber amor entre un simple mortal y una deidad nacida de luz selena... su presencia física es de una belleza increíble, una belleza que al parecer sólo yo aprecio, porque según ella nadie más encuentre su aspecto físico tan hermoso como lo siento yo... no se si esto que siento califica como amor... pero si no lo es, debe ser un sentimiento muy cercano a él... Es tan dificil escribir esta pequeña historia porque son tantos los sentimientos que con el paso del tiempo he ido atesorando en los rincones de mi cerebro... un dia llegó sola a mi casa... jugamos, reimos y nos embriagamos y de pronto senti surgir un fuego celeste que lo invadió todo y caimos abrazados, su cuerpo palpitante, su vientre plano, sus pechos reflejando sudorosos las estrellas del cielo... se aferró a mi cuerpo con las angustias de un ser eterno y misterioso y en ese momento en que el tiempo cambia de ritmo, en ese momento en que dejamos de pensar y toda tu vida se concentra en una espiral de fuego, en ese preciso momento creí morir... sólo deseaba llegar hasta su corazón y sembrar en ella una semilla para que en su alma germinara una rosa de amor... Poco a poco he ido conociendo su vida triste, ella quizás no lo sabe, pero es triste... a lo lejos Luna se ve suave, alegre, sin heridas ni cicatrizes, luce como si toda su vida hubieras sido feliz y... es tan triste... pero basta mirarla y verla tan alejada de su padre el Dios Sol y de su madre la Noche Oscura, recibiendo en silencio las heridas de un cosmos indiferente al dolor... pero ella trata de seguir cumpliendo con un deber, golpeada, abatida sigue bajando noche tras noche su negro telón de sueños y fantasías... y continúa tejiendo la eterna oscuridad con sus hilos de plata tratando de imitar los dorados e implacables rayos del Dios Sol que desde el infinito la mira con indiferencia... a veces al llegar el crepúsculo, cuando las sombras de la Noche al fin se equilibran con los rayos del Dios Sol, Luna se desespera... no sabe que hacer, no sabe cómo llegar a ellos y decirles que siempre... siempre quiso vivir en un mundo en donde reinara el amor, la dulzura, que se traduce en ese respeto delicado que los dioses deberían regalar día a día... Entonces Luna comprende lo tarde que se ha hecho y desea desaparecer... y ha intentado tantas cosas... se ha ocultado detrás del planeta Tierra para no ver la cara de su padre y esconder el dolor de vivir desgarrada entre la luz y las sombras... Sus pensamientos son como su vida y a veces ya no sabe que hacer...no sabe si quedarse para siempre olvidada en un eclipse o seguir viviendo escondiendo su vida cada día más entre las sombras de su madre la Noche Oscura... Y así ha ido transcurriendo su vida, un día desesperada, llamó a sus padres y les dijo con lásgrimas en los ojos y un nudo en la garganta: "Me iré, ya no puedo seguir con ustedes... en realidad no me quieren ni jamás que han querido" y se fué... Luna lloró toda la noche a escondidas... sus lágrimas regaron la tierra y los campesinos pensaban que simplemente estaba lloviendo. Cosa rara porque ni siquiera habia nubes en el cielo... Al despuntar el alba Luna partió sola, triste y asustada... Pero Luna es valiente... y se dijo a si misma "no importa a donde vaya, lucharé por ser feliz, viviré entre las sombras de la noche... aprenderé a sobrevivir...no me interesa el resto del universo... viviré aquí, junto a meteoros y cometas... y se quedó en ese mundo oscuro, lleno de basura cósmica...Un día, en esos pocos días en donde hemos vuelto a coincidir y admirado por su belleza que no me dejaba respirar le dije... ¡¡Luna, podrías ser lo que tu quisieras, alcanzar con tus rayos de plata los confines más alejados del universo, recorrer las galaxias infinitas, tener a tus pies a los más bellos luceros del cosmos!!! ... entonces ella me miró con tristeza y me dijo ... ¡pero..., entiende.... yo soy sólo un simple satélite oscuro, sin importancia ... Si algo de seguro tiene la vida es su inexorabilidad en todo orden de cosas, a veces es traicionera, a veces generosa, pero lo cierto es que nada es tan fácil o tan feo o tan lindo como parece. Luna quedó marcada por eventos que han dejado huellas indelebles en su piel... pero, y eso es lo mas triste, también en su alma.... Ahora viaja casi siempre de noche... recorre caminos que yo aún no he podido trazar en ninguna carta astronómica... en el día casi no aparece y me duele su ausencia... cada día más...Ya no sé lo que hace noche tras noche... Carlos Alberto Martinez

viernes, 30 de octubre de 2015

No tengo idea de lo que ella siente...

Como cada fin de semana la tengo entre mis brazos, su piel me enerva el corazón y no me deja respirar... la miro y sus ojitos están cerrados, sólo siento su respiración y su pecho que adoro se estremece bajo mis caricias y no se que pensar... y el deseo se va desvaneciendo poco a poco y no se como superar el momento... la tengo entre mis brazos pero la siento lejos... tan lejos, tan lejana como esas palabras que ella escribe en su facebook... y que no quiero repetir porque de algún modo me hacen daño...las he leído, son frases que quisiera que estuvieran dedicadas a mi... que estupidez... lo tengo todo, todo, todo lo que ella puede darme y ella lo sabe y yo lo se... me ha dado todo lo que le he pedido... pero se lo he pedido... y claro... me lo ha dado, pero la miro... su carita, con sus ojitos cerrado y su cabello negro como la noche derramado sobre las almohadas me hace pensar y el deseo sigue ahí, esperando un momento para encenderse... como cuando como despertando de un letargo sus dedos me acarician y mi mundo se derrama en su mundo y me derrumbo a su lado con todas las dudas y angustias que no puedo evitar.

sábado, 9 de mayo de 2015

Momentos

Era una tarde no muy helada del mes de mayo, ella sentada frente a mí, me mira por un momento que se alarga y yo la miro y ya sé que algo me dirá… claro, como siempre algo que en algún nivel no me gustará… pero hoy parece más dulce y yo, fingiendo una ausencia que no siento, le pregunto qué pasa… y ella, para mi sorpresa me dice “salgamos… vamos a cenar”… eso fue lindo, salir con ella… compartir como en un romance una mesa de restaurant, sentir por un pequeño intervalo de tiempo esa intimidad romántica que da estar sentado junto a ella en una mesa de restaurant, rodeados por personas incógnitas, gente ausente de nuestras vidas, libres de ser juzgados, libres de esa cuasi intimidad pública… y claro, salimos en busca de locomoción…pequeño traspié… debió haber sido un taxi o mi propio automóvil que no tengo… pero aún así el sentimiento es cálido y me siento bien… El restaurant es precioso… ya no recordaba el ambiente que tiene, especialmente en los días de otoño… la cena es agradable y el helado vino blanco es suave y cristalino y siento que ella está ahí y su mirada me acaricia como cuando era antes, antes de ahora… y claro, tenía que ser yo… el que se siente indicado por el destino…confundiendo la soberbia con la rabia y una estúpida tristeza fuera de lugar… juzgando con pretensiones de grandeza sentimientos y vivencias que no nos pertenecen… y claro… ella me mira y no entiende… porque no hay nada que entender, quizás sorprenderse por lo irracional de todo… y entonces desaparece y sólo me doy cuenta de eso cuando, como despertando de un sueño ya me encuentro solo. Carlos Martinez

lunes, 11 de octubre de 2010

El Farol

No sé si en todas las ciudades existen esos bellos faroles antiguos que dan encanto al paisaje y al mismo tiempo ofrecen un modesto servicio luminoso. Se yerguen confiados y silenciosos a lo largo de las calles y en los días soleados sirven incluso para esquivar un poco al cara de gallo, como popularmente se le llama al astro sol en algunas partes de mi tierra. La calle donde vivo esta adornada cada veinte metros por estos hermosos faroles, todos pintados de verde y con una gran lámpara de vidrio en su extremo superior, mi perro Zulú, un pequeño yorkshire los encuentra también fascinante y cuando lo saco a caminar por esa calle no deja ninguno sin dejarle su húmeda marca de presentación. La verdad es que son bonitos, le dan un toque de romanticismo y un pequeño servicio práctico a nuestras nocturnas calles.

Por mi parte, su presencia siempre me trae reminiscencias, recuerdos... y este es uno de ellos... una vez en que viajaba en uno de esos buses de la locomoción colectiva que como en todas las ciudades, o se desplazan como tortugas o por el contrario el chofer se cree piloto de carreras... en este caso iba como una tortuga y yo me encontraba por llegar a mi destino. No sé si estaba nervioso por la lentitud del cacharro o simplemente iba embobado mirando a mi compañera de colegio de esos entonces, la cuestión es por alguna razón no avisé al chofer que el próximo paradero era el que me correspondía y me bajé del móvil artefacto al estilo llamado “sobrecorriendo”... probablemente para demostrar mi destreza atlética a la vista de mi pequeña amiga linda que me miraba con unos grandes y hermosos ojos negros y una tierna sonrisa.

La forma de bajarse sobrecorriendo requiere toda una técnica que se va aprendiendo con la práctica... uno se reclina ligeramente contra la puerta del vehículo mirando cuidadosamente la calle, calcula con precisión la velocidad que el loco del volante le está dando al tarro en que estás viajando y luego te lanzas a la vereda con el cuerpo un poco inclinado hacia atrás y con las piernas en posición de tijeras, de modo que cuando hagas contacto con el suelo con una de ellas la otra esté lista para continuar con una pequeña carrera paralela al movimiento del bus... todo lo llevé a cabo con soberana precisión y gallardía, excepto que mis ojos no se despegaban de esos ojos soñadores de mi compañerita, unos ojos que aún me persiguen en las noches de insomnio y reminiscencias... y bueno, lo siguiente que recuerdo es que estaba abrazado a uno de estos faroles que había tenido la amabilidad de detenerme en mi pequeña carrera. Ahi me quedé pegado al farol, no tan adolorido por haber chocado contra él, sino sobretodo por las risas de los pasajeros que continuaban el viaje y especialmente por haber hecho el ridículo justamente frente a mi dulce amiga... Bueno, en todo caso el episodio tuvo consecuencias insospechadas ya que desde el dia siguiente María se sentó junto a mi en la sala de clases y nunca me dejó de mirar con esa mirada, entre divertida y soñadora. Fuimos amigos inseparables hasta que terminamos la enseñanaza básica.

Otra consecuencia es que también me encanta pasear junto a ellos y bueno, también a mi perrito Zulú porque se detiene en cada uno de esos simpáticos faroles para darte su húmedo aprecio.

No se, pero al buscar una fotografía para ilustrar esta historia obviamente (y debí haberlo pensado que sucedería) me encontré con esa del único farolito en el pequeño planeta del Principito y claro, no la pude elegir...

Carlos Alberto Martinez

martes, 3 de agosto de 2010

El duelo

Scar fijamente mira a Cras,
adivina el dolor en su mirada,
y ve su vida como secuencia
de instantáneas fotos.

Es de noche, la luna ya se ha ido,
y en el silencio de las sombras
se escucha el aullido del acero.

**Razón versus Corazón**

Scar ya no quiere sufrir por
Amor...
Pero Cras no puede vivir sin
Pasión...

Scar se arrodilla,
hay tristeza en su mirada,
tiende lentamente una mano,
y roza de Cras la mejilla.

Pero Cras ya está ausente de
amables afectos, pasiones
desdenes o mortales heridas,
y ahora al final de su vida
aún se imagina que es ella
la que con ternura lo mima.

Scar sin prisa cierra sus ojos
y al comprender de pronto
que su alma se ha muerto
de su pecho brota un sollozo...

Carlos Alberto Martinez

Confesiones de un Iluso...

Te amo desde ese día en que ella nos presentó... ahí estabas, dulce y como siempre, medio pensativa, insegura y quizás un poco ansiosa, que se yo... me miraste sonriendo y me ofreciste un café y luego... fueron días y semanas de soñarte, de verte tan preciosa, tan pequeña, tan hermosa, de crearte y recrearte en mi mente y corazón, de sufrir a cada instante por tenerte por amarte y un día casi a comienzos del verano te llamé y angustiado de pensar que no debía hacerlo te hablé y te dije que te amaba, que soñaba en ser tu amor y conteniendo mis angustias te pedí el corazón. Nada más, ya tu sabes el final de esta historia que quiso ser de amor y que fue, como alguien dijo sólo un suspiro de gorrión.

sábado, 15 de mayo de 2010

Sueños...

A veces estamos tristes, y no sabemos del porqué, quizás si lo sabemos, pero nada podemos hacer. A veces queremos estar tristes sin saber porqué, o quizás si lo sabemos y no hay nada que hacer. Quizás porque todo es ilusorio. Quízás porque nada es realidad porque esta vida que parece bella es un vacío de angustia y soledad.