viernes, 30 de octubre de 2015

No tengo idea de lo que ella siente...

Como cada fin de semana la tengo entre mis brazos, su piel me enerva el corazón y no me deja respirar... la miro y sus ojitos están cerrados, sólo siento su respiración y su pecho que adoro se estremece bajo mis caricias y no se que pensar... y el deseo se va desvaneciendo poco a poco y no se como superar el momento... la tengo entre mis brazos pero la siento lejos... tan lejos, tan lejana como esas palabras que ella escribe en su facebook... y que no quiero repetir porque de algún modo me hacen daño...las he leído, son frases que quisiera que estuvieran dedicadas a mi... que estupidez... lo tengo todo, todo, todo lo que ella puede darme y ella lo sabe y yo lo se... me ha dado todo lo que le he pedido... pero se lo he pedido... y claro... me lo ha dado, pero la miro... su carita, con sus ojitos cerrado y su cabello negro como la noche derramado sobre las almohadas me hace pensar y el deseo sigue ahí, esperando un momento para encenderse... como cuando como despertando de un letargo sus dedos me acarician y mi mundo se derrama en su mundo y me derrumbo a su lado con todas las dudas y angustias que no puedo evitar.

sábado, 9 de mayo de 2015

Momentos

Era una tarde no muy helada del mes de mayo, ella sentada frente a mí, me mira por un momento que se alarga y yo la miro y ya sé que algo me dirá… claro, como siempre algo que en algún nivel no me gustará… pero hoy parece más dulce y yo, fingiendo una ausencia que no siento, le pregunto qué pasa… y ella, para mi sorpresa me dice “salgamos… vamos a cenar”… eso fue lindo, salir con ella… compartir como en un romance una mesa de restaurant, sentir por un pequeño intervalo de tiempo esa intimidad romántica que da estar sentado junto a ella en una mesa de restaurant, rodeados por personas incógnitas, gente ausente de nuestras vidas, libres de ser juzgados, libres de esa cuasi intimidad pública… y claro, salimos en busca de locomoción…pequeño traspié… debió haber sido un taxi o mi propio automóvil que no tengo… pero aún así el sentimiento es cálido y me siento bien… El restaurant es precioso… ya no recordaba el ambiente que tiene, especialmente en los días de otoño… la cena es agradable y el helado vino blanco es suave y cristalino y siento que ella está ahí y su mirada me acaricia como cuando era antes, antes de ahora… y claro, tenía que ser yo… el que se siente indicado por el destino…confundiendo la soberbia con la rabia y una estúpida tristeza fuera de lugar… juzgando con pretensiones de grandeza sentimientos y vivencias que no nos pertenecen… y claro… ella me mira y no entiende… porque no hay nada que entender, quizás sorprenderse por lo irracional de todo… y entonces desaparece y sólo me doy cuenta de eso cuando, como despertando de un sueño ya me encuentro solo. Carlos Martinez