lunes, 5 de abril de 2010

Recostado

No tiene etiqueta, sólo un nombre impreso con grandes letras
haciendo un grueso arco
sobre algo que parece una isla
y que apenas tiene espacio
para dos pequeñas palmeras
abrigadas por un rojo, gigantesco
y probablemente ardiente sol...

El nombre impreso dice... Malibu...
y de pronto me imagino
recostado y casi somnoliento
sobre la ventanilla de un avión,
observándolo todo desde el cielo,
desde veinte mil pies de altura
todo quietud, con apenas el zumbido
agudo y sibilante de los motores.

Y ahora recostado,
sobre una arena dorada
observo indiferente ese avión
que surca esos cielos azulísimos
y que lleva a alguien que soy yo
pegado a una inútil ventanilla
que no lo deja ver más que una
miserable porción de espacio.

Y siento lástima
por ese tonto soñador
que aprieta su frente
contra el plexiglás
intentando sentir
lo que sólo le es dado imaginar.
Lo veo cruzar el cielo
y poco a poco desaparecer.

Y deja a su paso un rastro
un recuerdo sin duración...
una quimera amorfa
de algo que quiso ser
y que sin darse cuenta,
pegado a la ventanilla
vivió sólo un segundo
para luego desaparecer.

Carlos Alberto.

2 comentarios:

  1. Comenzamos con un salud, pero finalizamos con una profunda tristeza, así es la vida... como tu poema, pronto volverás a hacer SALUD!!!

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  2. vaya!!, la realidad nos aterriza de un zuacate

    pero soñador, que bello es pintarle colores a los deseos y los amores

    besitos acá y allá (face )

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