domingo, 29 de marzo de 2009

La Creación

El Ser primitivo despertó, eones tras eones habian trascurrido desde su último ciclo de conciencia y ahora había despertado, se internó, emitiendo ondas de bajísima frecuencia hacia lo más profundo de esa porción de universo y se observó a sí mismo... no vio equilibrios, no sintió armonías, no percibió belleza... Vio sólo CAOS, Caos, caos, masa informe y misteriosa de ondas y materia existiendo sin motivo ni destino y a la deriva en un cosmos infinito. Pulsaciones de angustia lo sacudieron y su universo dejó de expandirse. Instantáneamente el calor lo estremeció. Se sintió solo y recordó su nombre: RL.CAOS. No era un nombre... sólo representaba lo que era... Caos. Entonces su angustiada esencia se expandió buscando otras conciencias. No sabía lo que buscaba... No sabía lo que era buscar... sólo era capaz de percibir... y entonces... la vio... era la perfección exquisita que regía la danza angelical de las estrellas. Era la ley de interacción universal que de la Luz hizo materia, era la belleza organizada que regia la armonía deliciosa de las formas, era el equilibrio, la perfección,... era la Belleza.

Una nueva conciencia convulsionó su universo y Caos comprendió que estaba cambiando inexorablemente. El impenetrable tejido de la irrealidad se rasgó y Caos entró deslumbrado a una nueva y cegadora realidad. Ella, al sentir su presencia abrió todas sus maravillosas dimensiones de espacio, calor, energía y tiempo. Su etérea belleza comenzó a recorrer su inmenso universo transformándolo todo. Con ternura rozó sus extremos infinitos, acarició sus mundos estrellados, hizo girar su universo entero y al final concentró, en su insondable núcleo, lo más grandioso de su luz, pasión y fuego. Caos ya no fue más caos, donde antes imperaba el frío, la apatía y las tinieblas ahora sólo existia la Armonía, la Dulzura y la Belleza. Un profundo suspiro estelar sacudió ese nuevo universo como una inmensa onda conciente de polvo de estrellas y en ese nuevo tiempo y en ese nuevo universo comenzó a pulsar el corazón de un nuevo Génesis... un nuevo Comienzo, entre tu y yo.

Carlos Alberto

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