domingo, 29 de marzo de 2009

La mujer perfecta

Yo no sé como es la mujer perfecta,
sólo puedo decir que mi mujer perfecta
llegó desde las brumas de mi infancia
triste pasajera en un tren lleno de humo,
cansada, macilenta un poco acongojada
y en su rostro una sonrisa por mi adivinada,

No tenía busto pretencioso,
caderas remarcadas
ni pantorrillas muy torneadas,
pero ciertamente
además de pena ella insinuaba
dulzura en su mirada.

La vislumbro desde siempre,
desde que solo y aterido en un vagón
cansado, hambriento y amargado
viajaba silencioso y obstinado
en busca de un destino que alguien
un día puso en mi camino.

Y fue un día y dos noches que vivimos
y nos dimos el mejor de los cariños
yo catorce ella quien sabe los años que tenía
con su eterno pitillo mal prendido
que de la noche a intervalos me enseñaba
la tersura de sus pechos y el azul de su mirada

Ella fue mi amor perfecto
y con su cariño
dejé desde ese día
de ser un niño.

Carlos Alberto

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